Día 6: Islas del Rosario – Cocoliso
domingo 19 diciembre 2010, por Ingrid Briggiler:
Ayer me faltó decir algo de lo que también compré en la playa, una excursión a las Islas del Rosario a dos horas en barco de Cartagena. Me costó 40 mil pesos colombianos (22 dólares) e incluía la salida en barco desde el muelle la Bodeguita, la estadía en las playas de la isla, un guía turístico que nuca escuché porque el ruido del motor era más fuerte que el de los parlantes, el almuerzo y el regreso claro.
Me levanté temprano a pesar de haberme acostado a las tres de la mañana ayer por escribir en el blog. Me puse el protector solar, agarré el equipo de pesca, el sombrero, los anteojos de sol, mis artesanías y me fui comiendo una manzana de desayuno.
Llegué bien aunque 20 minutos más tarde. Nos habían citado a las 7.30 am pero el barco salía a las 8.30 y como sabía eso no me preocupé. Llegué terminé de pagar lo que me faltaba del boleto, entré al puerto (hermoso), pagué la tasa portuaria de 12 mil pesos colombianos (US$ 6) y me fui adonde me indicaron.
Ellos me dijeron andá al lugar donde están los barcos de esta empresa y yo fui. Había dos y uno era mejorcito que el otro y me puse a hacer la cola en ese mismo. Llega mi turno y me dice el señor que estaba haciendo el ingreso al barco: “¿A usted la mandaron para aquí? Porque este no es su barco. El de usted es aquel, pero este es mejor.”
(Hay más de 70 fotos que podrán ver si leen la nota completa.)
Y no sé por qué me dijo que este era mejor o peor, la cuestión es que le dije que sí, que me habían mandado a ese y que ahí me tenía que subir. “A bueno, perfecto entonces, hoy es tu día de suerte porque vas a conocer un lugar precioso mientras que te ibas a ir a uno normalito.” Después me dice que tenía que pagar una diferencia, yo pensé que era porque estaba yendo en un barco más caro, pero después me dice “ah, no, no, tu ya la pagaste”. Y así era, había pagado el paquete completo, pero para el otro barco, pero no tuve problemas ahí arriba y la pasé genial en esa isla.
Viajamos dos horas, saliendo de Catagena a las 9 de la mañana y recorriendo todas las islas que forman como un rosario, de ahí su nombre, en el mar, porque son varias y se disponen en un círculo. Pasamos por la muralla sepultada, una muralla que construyeron los españoles cuando colonizaron Cartagena para que los barcos piratas se encallen ahí y no puedan continuar hacía la ciudad a robarles el oro. Sí, pasamos pero no se ve nada e incluso algunos dicen que eso es un lindo mito turístico. A mí no me importa si es verdad o no, yo les creí porque la historia está buena.
Lo que sí es verdad porque lo vi con mis propios ojos es que antes de salir de ese círculo imaginario que forman las primeras islas, las que están más próximas a Cartagena, de isla a isla había una cadena (están las ruinas de donde se agarraban los extremos) que se tenzaba cuando venía un barco pirata, para no dejarlo pasar. Es que Cartagena tenía mucho oro, fue un punto de contacto muy importante con Europa en los primeros años de colonizada y muchas cosas pasaban por ese puerto, por eso los españoles lo cuidaban tanto.
En el barco conocí a dos parejas, una de colombianos y otra de mexicanos, con las que me puse a charlar y el señor colombiano me contó que él hizo algo parecido a lo que estaba haciendo yo. Cuando era más joven él se fue en combi de México a Panamá, con toda su familia y con un amigo argentino que se había ido de la Argentina en la época de los militares y que quería seguir los pasos de Che. Esa historia me gustó mucho y me incentivó, ya hay mucha gente que ha recorrido las tierras de Latinoamérica por vía terrestre y siempre se vuelven con historias apasionantes.
Cuando llegué a la isla, que es un hotel, Cocoliso se llama el lugar, no lo podía creer, era paradisíaca y ahí me odié por haberme olvidado los snorkel que me los dejé olvidados adentro de la valija. Pero bueno, seguro en el hotel había. Y sí, sí había pero el “tour” costaba 35 mil pesos colombianos.
La cuestión es que conseguí rebajarlo a 15 mil y de todos modos me dieron el equipo y un guía me acompaño porque sino algo de miedo me iba a dar.
Vi de todo: estrellas de mar (miles), pececitos de varios colores, algas plumero, corales, peces aguja y hasta una barracuda pequeña cazando, vi a la perfección como se comió al pescadito que casi no se veía de tan chiquito.
Estuve un poco más de una hora y al final ya me quería volver porque tenía hambre y porque estaba cansada de tanto nadar.
El resto del día me la pasé en la playa tomando un poquito de sol y estando en el agua que era un poco fría pero que estaba bárbara en tanto calor.
Un rato antes de que nos tuviéramos que volver, a las 15.30 salía el barco de vuelta, llega otro repleto de chicos que estaban de viaje de graduación de la escuela. Y yo dije “esta es la mía”. Le pregunté a los artesanos que estaban ahí mismo vendiendo si yo podía ofrecer mis cosas y los dos me dijeron que sí, que qué bien y esas cosas que todavía me sorprenden. Y vendí, vendí bastante, por 26 mil pesos colombianos, algo así como 15 dólares, pero para que ustedes se den una idea a mí el hospedaje me cuesta 25, con lo que con un ratito de ventas me pagué el día de hospedaje. Está bueno, ¿no? Si me dejaban un rato más vendía el doble, jajaja.
Después de eso nos volvimos y por suerte dormí todo el viaje de vuelta, porque estaba muy cansada y mejor así se me pasó más rápido.
En el camino de regreso a la casa donde estoy parando me encontré con un casamiento que parecía de un rey, hermoso, pueden ver las fotos, le saqué hasta a la novia, jajaja.
Cuando llegué a la casa me bañé y me puse el piyama y todavía estoy en la cama, muerta de cansancio planeando el día de mañana.
Espero hayan disfrutado conmigo este día hermoso que tuve de sol y de playa. Me gustaría que muchos de ustedes estén aquí conmigo, pero mientras tanto yo los pienso. ¡Saludos!
domingo 19 diciembre 2010 a las 4:09 PM
que lindaaaaaaaaaaaaaaaaa 😀
domingo 19 diciembre 2010 a las 6:53 PM
Guau Ingrid, pensar que yo hoy estuve en Strobel, jaja.
Me encantó que hayas escrito mucho mas en este último post, porque me trasladé desde Diamante al Cocoliso, y fue genial. Si podes, seguí escribiendo así de extenso 😉
El tuyo es un sueño hecho realidad de muchos que todavía lo soñamos. Te felicito y sigo leyendo.
Besos y muchos éxitos!
lunes 27 diciembre 2010 a las 10:03 PM
holaaaaa!!!!!!!!!!!! que bello lugar………….me encanto.
besote gigante.