Lo bueno y lo malo del robo
martes 15 febrero 2011, por Ingrid Briggiler:
Les cuento que ya llegué al Distrito Federal de México y que aquí estoy parando en la casa de una familia que me recibieron como a una hija débil que necesitaba cariño y mucho mimos.
Ellos son la familia Haro Martinez y doña Jose, don Saul, Cirse, Sami y Saul chico me están tratando de maravilla y con mucho amor. La paso muy bien con ellos. Ya les contaré más, pero ahora quiero hacer el balance del robo, a ver qué les parece.
Empecemos por lo malo:
1. No llevo más tantos regalos.
2. No voy a conocer Guatemala.
3. No tengo más abrigos, ni corpiños, jajaja.
4. Me hicieron temer de la gente nicaragüense y del propio país.
5. Perdí mi máscara de colección de Costa Rica.
6. Los hdp me devolvieron la valija con el candado puesto y no me dejaron la llave.
Pasemos a lo bueno que es con lo que me quedo:
1. Voy más liviana, jajaja.
2. Me dejaron el cuadro de mi papá, el regalo que es para Gabo, por lo que eso es una buena señal.
3. No se llevaron mis pendrives con las fotos de todo el viaje. (Respiré cuando me di cuenta de eso. Justo ese día a la mañana los había cambiado de lugar «por las dudas».)
4. Tengo todavía mis artesanías, así que las puedo vender y recuperar algo de dinero.
5. Me dejaron las zapatillas (puestas), jajaja.
6. Me dejaron el vestido blanco con el que pensaba ir a visitar a Gabo.
7. Pasé una noche en un hotel (casi) cinco estrellas (la noche del día del robo).
8. Me dejaron mi máscara de colección de Panamá.
9. Llegué antes a México y más fácil (en avión).
10. Vuelvo antes a casa para encontrarme pronto con mi familia, mi novio y llego a tiempo para ir al cumple de 80 de mi abuelo, don Ernesto.
Como verán las cosas buenas fueron más que las malas, aunque claro que esto es más un chiste que otra cosa y me sirve a mí como ejercicio para descargar mis malas energías.
Ya les contaré qué hice estos días en México (llegué el domingo a la noche), cómo me recibieron y lo bien que la estoy pasando. Les quiero agradecer a todos por su buena onda para conmigo, por apoyarme y hacerme sentir querida.
Pronto vuelvo a casa y ya nos juntaremos todos a charlar hasta cansarnos. ¡Los quiero mucho!